Hace apenas una semana que iniciamos la andadura en este nuevo proyecto del blog y ya me han llovido las primeras críticas por la manera en la que comento algunas películas. Amigos, familiares e incluso alguno de los, aún pocos usuarios que tenemos, se quejan de que el tono les parece demasiado agresivo, casi insultante. Esto me obliga en primer lugar a disculparme si la sensibilidad de alguien ha resultado herida, y en segundo lugar a tratar de justificar de alguna manera el tono empleado en los comentarios.
Hace unos años trabajé como redactor de televisión para una importante empresa nacional de comunicación. Este es un ejemplo concreto, pero podría contar muchos más. Nos encargaron ver una película de un director bastante conocido, con la idea de hacerle luego una entrevista y sacarlo en uno de nuestros programas. La película me horrorizó (y he de añadir que años después hablando con el director, también a él). El caso es que la película en cuestión pertenecía a la empresa en cuestión y nos llego una orden explicita de que tenía que ser taquillazo, con la justificación de que había costado mucho y había que recuperar la inversión. Así que no nos quedó otro remedio que bajar la cabeza y hacerle la pertinente buena crítica y promoción. Por supuesto la película funcionó a la perfección y se situó entre las películas españolas más taquilleras del año. Así que todos contentos. El director, la empresa, el ministerio que luego podría enseñar con orgullo sus números y decir que el cine español mantiene una cuota elevada de espectadores... Todos contentos menos yo y un montón de espectadores que pagaron su entrada con la idea de ver algo que se les había vendido como bueno, pero que evidentemente no lo era.
Ahora, años después, trabajando en un sitio mucho más humilde, y viendo películas casi a diario, se nos ocurrió la idea de montar este blog para contar lo que en otros medios no vemos. Con la máxima de absoluta libertad, se nos permite decir lo que muchos espectadores pensamos (otros no, por supuesto) y no vemos reflejados en distintos medios de comunicación con intereses particulares, explícitamente comerciales. No se trata de pretender ejercer de Robin Hoods free lance, no. Nuestra meta es intentar ser sinceros con nosotros mismos y tratar de descubrir y analizar lo que nos ha gustado y lo que no de las películas que pasan por nuestras manos. Por eso a veces (y aquí llega por fin la justificación) nos indignamos, mejor dicho, me indigno cuando veo que películas como “Infiltrados” llegan a la cartelera y se las premia con Óscar, Globos de Oro y demás. Reconozco los valores de la película y sobre todo los del director (uno de mis favoritos), pero este es el único espacio público en el que tengo derecho al pataleo y puedo decir que a pesar de que Scorsese (y otros muchos como él) dispone de un presupuesto casi ilimitado, veinte semanas de rodaje, doscientas personas trabajando para la película, actores que cobran más de diez millones de dólares y entre todos sean capaces de hacer un trabajo tan lamentable. Y sí, me refiero en concreto a la interpretación Matt Damon, al que admiro por haber llegado a Hollywood con un guión que escribió en la universidad, y que reescribió William Goldman (según dice él mismo) y haber puesto como única condición ser él y su colega Ben Afleck los protagonistas... Por los mismos motivos admiro a Silvester Stallone, que también llegó a Hollywood con lo puesto y el guión de Rocky debajo del brazo y rechazó cuantiosas ofertas sino era él el protagonista. Pero de ninguna manera les puedo admirar por convertirse en parte de la macroproducciones articulas hollywoodienses, cobrando más de diez millones, con la única labor interpretativa de poner la cara frente a la cámara en películas best seller de usar y tirar. Creo que con mucho menos dinero y mucha más imaginación se pueden hacer excelentes películas como es el caso este año de “Pequeña Miss Sunshine” con un presupuesto diez veces menor, un guión sorprendente y unos actores que están sencillamente magistrales (sólo por poner un ejemplo de buen cine americano comercial)
No se trata de insultar ni desprestigiar a nadie, se trata de que no todo lo que nos venden como bueno, es bueno. Por mucho premio, taquilla o nombre que lleve detrás. Basta de hipocresía. Queremos películas que cuenten algo, que tengan unos personajes trabajados, por unos actores creíbles, queremos que el cine lo hagan personas que aman esta profesión (por no utilizar la desgastada palabra “arte”) Me da igual si son autores o currantes mileuristas que hacen cortometrajes en sus ratos libres. Basta de los que decidan lo que es bueno sean abogados, economistas, directores de marketing, consejeros delegados o familiares cercanos. Gente en definitiva que no ama otra cosa que la fama, el dinero o el poder.
Llevo viendo películas desde los cinco años que mi padre me llevaba a un cine de barrio los domingos por la mañana (porque yo no pagaba) y nadie que me conozca puede negar que amo la ficción casi más que la propia realidad. Mi intención cuando escribo una crítica es que el lector sienta lo mismo que yo cuando terminé de ver la película. Con una dosis grande de humor y sarcasmo si es necesario, pero nunca tratando de insultar a nadie. Si estuvieran Scorsese o Stallone delante y me preguntaran, les diría exactamente lo mismo.... Igual que si estuviera Michael Arndt, Jonathan Dayton ó Valerie Faris les daría las gracias por el buen rato que me hicieron pasar con “Pequeña Miss Sunshine”.
También se las doy a las personas que me han dejado escribir en su espacio de internet, el único medio que aun no esta instrumentalizado por los mass media. El único en el que aún no hay censura. No nos la pongamos nosotros mismos.
Víctor Gualda (Devedeteco Bi)
Hace unos años trabajé como redactor de televisión para una importante empresa nacional de comunicación. Este es un ejemplo concreto, pero podría contar muchos más. Nos encargaron ver una película de un director bastante conocido, con la idea de hacerle luego una entrevista y sacarlo en uno de nuestros programas. La película me horrorizó (y he de añadir que años después hablando con el director, también a él). El caso es que la película en cuestión pertenecía a la empresa en cuestión y nos llego una orden explicita de que tenía que ser taquillazo, con la justificación de que había costado mucho y había que recuperar la inversión. Así que no nos quedó otro remedio que bajar la cabeza y hacerle la pertinente buena crítica y promoción. Por supuesto la película funcionó a la perfección y se situó entre las películas españolas más taquilleras del año. Así que todos contentos. El director, la empresa, el ministerio que luego podría enseñar con orgullo sus números y decir que el cine español mantiene una cuota elevada de espectadores... Todos contentos menos yo y un montón de espectadores que pagaron su entrada con la idea de ver algo que se les había vendido como bueno, pero que evidentemente no lo era.
Ahora, años después, trabajando en un sitio mucho más humilde, y viendo películas casi a diario, se nos ocurrió la idea de montar este blog para contar lo que en otros medios no vemos. Con la máxima de absoluta libertad, se nos permite decir lo que muchos espectadores pensamos (otros no, por supuesto) y no vemos reflejados en distintos medios de comunicación con intereses particulares, explícitamente comerciales. No se trata de pretender ejercer de Robin Hoods free lance, no. Nuestra meta es intentar ser sinceros con nosotros mismos y tratar de descubrir y analizar lo que nos ha gustado y lo que no de las películas que pasan por nuestras manos. Por eso a veces (y aquí llega por fin la justificación) nos indignamos, mejor dicho, me indigno cuando veo que películas como “Infiltrados” llegan a la cartelera y se las premia con Óscar, Globos de Oro y demás. Reconozco los valores de la película y sobre todo los del director (uno de mis favoritos), pero este es el único espacio público en el que tengo derecho al pataleo y puedo decir que a pesar de que Scorsese (y otros muchos como él) dispone de un presupuesto casi ilimitado, veinte semanas de rodaje, doscientas personas trabajando para la película, actores que cobran más de diez millones de dólares y entre todos sean capaces de hacer un trabajo tan lamentable. Y sí, me refiero en concreto a la interpretación Matt Damon, al que admiro por haber llegado a Hollywood con un guión que escribió en la universidad, y que reescribió William Goldman (según dice él mismo) y haber puesto como única condición ser él y su colega Ben Afleck los protagonistas... Por los mismos motivos admiro a Silvester Stallone, que también llegó a Hollywood con lo puesto y el guión de Rocky debajo del brazo y rechazó cuantiosas ofertas sino era él el protagonista. Pero de ninguna manera les puedo admirar por convertirse en parte de la macroproducciones articulas hollywoodienses, cobrando más de diez millones, con la única labor interpretativa de poner la cara frente a la cámara en películas best seller de usar y tirar. Creo que con mucho menos dinero y mucha más imaginación se pueden hacer excelentes películas como es el caso este año de “Pequeña Miss Sunshine” con un presupuesto diez veces menor, un guión sorprendente y unos actores que están sencillamente magistrales (sólo por poner un ejemplo de buen cine americano comercial)
No se trata de insultar ni desprestigiar a nadie, se trata de que no todo lo que nos venden como bueno, es bueno. Por mucho premio, taquilla o nombre que lleve detrás. Basta de hipocresía. Queremos películas que cuenten algo, que tengan unos personajes trabajados, por unos actores creíbles, queremos que el cine lo hagan personas que aman esta profesión (por no utilizar la desgastada palabra “arte”) Me da igual si son autores o currantes mileuristas que hacen cortometrajes en sus ratos libres. Basta de los que decidan lo que es bueno sean abogados, economistas, directores de marketing, consejeros delegados o familiares cercanos. Gente en definitiva que no ama otra cosa que la fama, el dinero o el poder.
Llevo viendo películas desde los cinco años que mi padre me llevaba a un cine de barrio los domingos por la mañana (porque yo no pagaba) y nadie que me conozca puede negar que amo la ficción casi más que la propia realidad. Mi intención cuando escribo una crítica es que el lector sienta lo mismo que yo cuando terminé de ver la película. Con una dosis grande de humor y sarcasmo si es necesario, pero nunca tratando de insultar a nadie. Si estuvieran Scorsese o Stallone delante y me preguntaran, les diría exactamente lo mismo.... Igual que si estuviera Michael Arndt, Jonathan Dayton ó Valerie Faris les daría las gracias por el buen rato que me hicieron pasar con “Pequeña Miss Sunshine”.
También se las doy a las personas que me han dejado escribir en su espacio de internet, el único medio que aun no esta instrumentalizado por los mass media. El único en el que aún no hay censura. No nos la pongamos nosotros mismos.
Víctor Gualda (Devedeteco Bi)
1 comentario:
Nada que reprochar. Totalmente de acuerdo. Espero que no te pase como a Jerry Maguire y después de las sonrisas y las palmaditas te peguen la patada...Un saludo.
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